Lovecraftiana

...la web que no debería existir...

Reseña del evento lovecraftiano por excelencia.

 11412256 889655811094223 4094185548766362241 n Tras años de soñar con conocer “Arkham” finalmente pude emprender la tan esperada peregrinación a Providence con motivo de la celebración de NecronomiCon, convención que celebra la vida y obra de H. P. Lovecraft. Y pude hacerlo a lo grande, gracias a la invitación de sus organizadores para servir de intérprete y nexo para los asistentes hispanoparlantes, enriqueciendo una reunión que se nutre de las más diversas ramas de la cultura, la ciencia, el arte y el entretenimiento.

Llegué a Providence el 19 de Agosto por tren, tal como hubiera hecho el mismísimo Lovecraft volviendo a casa, luego de visitar a algún corresponsal. Mi primera impresión fue la de haber viajado en el tiempo, a una ciudad en la que, descontando algunos pocos edificios modernos, ha sufrido pocos cambios desde los años 20. Al caminar por sus calles bordeadas de parques, ascendiendo una colina o cruzando alguno de los tres ríos que la surcan uno puede notar que Lovecraft no exageraba al describir la belleza de ciudad natal, ni la opresiva amenaza que emana de sus altos campanarios y misteriosas construcciones. Al entrar al hotel Biltmore, una de las sedes principales de la convención y mi “base de operaciones” durante mi estadía, uno se siente fuera de lugar vistiendo jeans o usando un teléfono celular; sus lujosos salones y dorados corredores fueron pensados para albergar a lo más refinado de la sociedad de Nueva Inglaterra. A pesar de nuestros aspecto ominoso, nos recibieron con calidez y amabilidad. Incluso escuché alguna confesión de los administradores del lugar, admitiendo que recibir a los asistentes a NecronomiCon era mucho más divertido que las bodas y congresos “serios” que reciben a menudo.

  Ya instalada en el hotel y faltando un día para el comienzo de la convención, dediqué mi primera tarde a recorrer algunos de los principales sitios de interés lovecraftianos. En Providence está todo “relativamente cerca” aunque al estar construida sobre siete colinas, pasear por sus calles no es tarea para los “débiles de rodilla”. Mis pasos me llevaron hacia el edificio Fleur de Lys, en donde el jóven artista H. A. Wilcox soñó con el ascenso de R'lyeh en “The Call of Cthulhu”. Observando esa fachada cargada de extraños bajorrelieves y pinturas, no es extraño soñar acerca de arquitecturas extraterrestres. Colina arriba fui cruzándome con diversas huellas del paso de nuestro querido autor por la ciudad, indicadas con placas conmemorativas que le rinden homenaje a lo largo de las calles que solía visitar. Mi ascenso por College Hill culminó en la Universidad de Brown y en su Biblioteca John Hay en donde pude ver con mis propios ojos cartas y escritos de Lovecraft, acompañados de las ilustraciones de Robert Bloch. Tan sólo unos pocos milímetros de cristal separándome de “History of the Necronomicon” o las impresionantes representaciones gráficas de Al Azhred o Shub Niggurath. Es imposible describir la emoción, aunque creo que todos los que suelen frecuentar esta web pueden comprender el sentimiento.

  Volví hacia el centro, dirigiendo mis pasos hacia el Aurora, un bar cultural (Providence es considerada la capital cultural de la región) en el que se organizó una reunión de bienvenida para aquellos que llegaban antes del lanzamiento de la convención. Además de disfrutar de unos tragos, el Aurora invitaba a todo aquel que se animara a leer sus propias historias en una noche de micrófono abierto. Disfruté de una velada de historias inquietantes. Un poco de buena música y volví a reposar para celebrar el cumpleaños del maestro como corresponde al día siguiente.

 El 20 de Agosto arrancó con un tour por Providence a cargo de Experience Rhode Island Tours. Nos tocó un guía excelente, realmente conocedor de su ciudad, quien nos llevó por los lugares de importancia histórica y lovecraftiana. Recorrimos las empinadas calles de Providence, pasando por diferentes lugares habitados por el autor y por otros que inspiraron sus historias. También visitamos el Observatorio Ladd en donde Lovecraft solía pasar gran parte de su tiempo, para culminar visitando el cementerio de Swan Point y el mausoleo de la familia Phillips. Sin duda, el momento más emotivo del recorrido.

  Durante toda la convención también se desarrollaron tours a pie, que en unas tres horas recorrían los sitios de interés más cercanos al centro de la ciudad. Estos estaban a cargo de los organizadores de NecronomiCon, por lo cual la calidad de los mismos está más que asegurada. Para aquellos intrépidos que deseen recorrer Providence por su cuenta, recomiendo la guía elaborada por el ilustrador Jason C. Eckhardt “Off the Ancient Track”  como una excelente compañía para no perderse nada.

  La convención propiamente dicha comenzó esa misma tarde con una ceremonia en la First Baptist Church of America. Allí los más reconocidos conocedores del mundo lovecraftiano dieron al bienvenida a los asistentes, acompañados incluso de ominosas criaturas surgidas de las profundidades del Big Nazo Lab.

  Más tarde se inauguró oficialmente Ars Necronomica, la muestra de arte lovecraftiano alojada en Providence Art Club. Esta muestra, cuyos límites temporales sobrepasaron los de la convención, reunió a los más arquetípicos exponentes del arte extraño, homenajeando al caballero de Providence en su propia tierra.

  Durante toda la convención en el Biltmore se desarrollaron varias puestas en escena, presentando historias lovecraftianas, podcasts en vivo e incluso se podía consultar al mismísimo Lovecraft encarnado por el genial Leeman Kessler.

  Durante toda la tarde (y a lo largo de los siguientes días), en el piso 18 del Biltmore, se desarrollaron diferentes mesas de juego. Rol, cartas, tablero, de todo para el ludópata lovecraftiano. Entre todos los voluntarios que nos dimos cita allí para desarrollar alguna partida, se encontraba Sandy Petersen, creador del famoso juegos de rol “The Call of Cthulhu”, quien en esta ocasión se encontraba presentando su nuevo juego de tablero “Cthulhu Wars”.

  La primera jornada de la convención finalizó con un evento exclusivo para los portadores de la Golden Key (pase completo a la convención), The Black Lodge Party, y una fiesta en el Facade Lot, un predio al aire libre en el que se proyectó “The Call of Cthulhu” en celebración del décimo aniversario de la película. También pudimos presenciar otra sorprendente performance musical a cargo de Big Nazo Lab y de un menú arquetípico acompañado por una buena Innsmouth Olde Ale.

  El viernes 21 de Agosto comenzaron las conferencias. Los temas fueron de lo más variados: ideas y filosofía lovecraftiana, su relación con la ciencia, las adaptaciones que su obra sufrió en los más diversos medios expresivos, la influencia de sus historias en la cultura moderna o en otros escritores de su época y actuales (con entrevistas a aquellos que aún hoy sobreviven)... Los salones del Biltmore y del Omni se llenaron de voces muy variadas, todas ellas expertas, llegadas desde los más recónditos lugares del mundo. La calidad de las conferencias fue altísima, lo cual demuestra el trabajo esmerado que hubo durante la etapa de selección de los temas a tratar y los conferencistas invitados. A modo de ejemplo, puedo señalar, que una conferencia en la que se habló de tentáculos no culminó con una apología del hentai.

  Uno de los temas álgidos de este año fue el del racismo en la obra de Lovecraft. Lamentablemente hubo que hacer aclaraciones acerca de que los organizadores no sustentaban esta tendencia, debido a que aún hoy hay gente a la que le cuesta entender que ese pensamiento era típico de la época y fue reforzado por la educación “aristocrática” que recibió HPL en el seno de su familia. Extraño hubiese sido que sus ideas fueran otras.

  A modo de acompañamiento uno podía disfrutar de lecturas lovecraftianas a cargo de sus autores, e incluso hubo un encuentro de lecturas en español donde los participantes hicimos que las letras latinas estuvieran presentes también entre tantos horrores arquetípicos.

  El viernes culminó con una recepción especial para invitados de honor, en la que se entregó el Premio Robert Bloch (una increible reproducción del Trapezohedro Resplandeciente esculpida por Gage Prentiss) a Robert M. Price, como reconocimiento a su obra en el ámbito de los estudios lovecraftianos y de la literatura. Luego de este encuentro, nos dirigimos al salón de baile del Biltmore donde se desarrolló el Eldritch Ball, inspirado en los helados horrores de “En las Montañas de la Locura”. Allí, vistiendo rigurosa gala o tentáculos, pudimos compartir unas copas de deliciosos vinos californianos mientras danzábamos frenéticamente.

  El sábado siguieron las conferencias y me tomé algo de tiempo para pasar por el salón de expositores y vendedores en el Rhode Island Convention Center. Me llamó la atención la cantidad de pequeñas editoriales que ofrecían libros de una excelente calidad tanto material como literaria. Quisiera destacar entre ellas a Martian Migraine Press de Canadá y a Miskatonic River Press de las cuales obtuve joyas literarias que ya han sido reseñadas en esta web. Además, encontré varios libreros que ofrecían ediciones antiguas de Lovecraft, incluyendo la primera edición de historias de HPL en forma de libro, “The Outsider and Others” de Arkham House a precios obscenos.
Hubo una interesante presencia de artistas (ilustradores, escultores, encuadernadores, etc) de entre los que quisiera destacar además de los que nombré antes, a Jason Thompson con su increíble adapatación de “The Dream-Quest of Unkmown Kadath” al formato gráfico, la cual se agotó durante le primer día de las ventas.

  Para cerrar la jornada, y en plan de alcanzar niveles inhumanos de privación del sueño, la noche nos reunió en McCormmick & Schmick para compartir unos tragos y jugarnos la suerte en una Trivia Lovecraftiana que haría dudar al mismísimo S. T. Joshi. A continuación, los muchachos de la H. P. Lovecraft Historical Society deleitaron nuestros oídos con una selección de Sea Shanties, canciones de marineros llegadas desde los puertos de Innsmouth.

  El 23 de Agosto, como corresponde en una día domingo, nos reunimos bien temprano para participar del oficio religioso en honor a los Dioses Primigenios, más conocido como Cthulhu Prayer Breakfast. Entre tazas de café, panceta frita y muffins, escuchamos las palabras del hierofante de la Orden Esotérica de Dagon, Robert M. Price y del Sumo Sacerdote de Yog Sothoth, Cody Goodfellow. Los protadores de la Golden Key fuimos invitados a formar parte del coro, en el cual cantamos nuestras alabanzas a las entidades previamente mencionadas, reprimiendo accesos de risas, especialmente cuando Goodfellow decidió modernizar su sermón, poniéndose a rappear.

  De entre las conferencias de este último día, en el que todos ya estábamos sintiendo la amenaza de la despedida con un dejo de tristeza, quisiera destacar la presentación de una nueva publicación de la H. P. Lovecraft Historical Society que recopila las cartas entre HPL y Zealia Bishop. Entre comentarios “off the record” prestigioso miembro de dicha sociedad reconoció que es posible que la señora Bishop tuviese segundas intenciones hacia el caballero de Providence, hecho del cual Lovecraft jamás acusó recibo.

  Hacia mitad de la tarde los asistentes se reunieron en el Biltmore para hacer un balance y despedirse hasta el próximo encuentro. En ese momento y haciendo un cálculo aproximado, se pudo estimar que NecronomiCon atrajo a unos 2000 asistentes de todos lados del mundo, constituyéndose así en la mayor congregación de expertos y adeptos a los temas lovecraftianos. Los organizadores se mostraron orgullosos del trabajo logrado, agradecidos con los asistente y todos aquellos que colaboraron en hacer de esta convención un éxito semejante. Realmente puedo reconocer como el trabajo del Lovecraft Arts & Sciencies Council, con Neils Hobbs a la cabeza, ha logrado formar una comunidad de especialistas lovecraftianos devenidos en amigos, que no dudan en ofrecer sus conocimientos e intercambiar ideas en favor de hacer crecer una comunidad rica en contenidos extraños, con un espíritu de tolerancia y apertura inmenso Realmente me sentí muy cómoda, incluso estando a kilómetros de distancia de mi hogar, en un lugar en el que ni siquiera hablan mi idioma.

  Lamentablemente partí temprano hacia Boston, desde donde regresaría a casa. Luego del cierre oficial de la convención todavía quedaba por verse The Dunwich Horror Picture show, en donde se mezclaron performances en vivo con la reconocida película de Daniel Haller. Y si todavía quedaba un poco de energía, se podía seguir festejando en el Aurora hasta medianoche.

  En resumen, no puedo separar lo emotivo de este viaje de lo puramente racional, pero creo que no me equivoco al destacar la importancia académica y cultural de este encuentro. Creo que es una cita obligada para todos aquellos que quieran ver más allá de las historias de Lovecraft, conociendo al hombre, a lo que lo inspiró a escribir sus relatos y al legado cultural que se forjó a su sombra. Me despedí de Providence con la promesa de volver en el 2016 y me gustaría que otros puedan sumarse a vivir esta experiencia única.

Más información acerca de NecronomiCon Providence en su web oficial.

  Quiero agradecer inmensamente a Todd Chicoine, quien me prestó algunas de sus fotos para acompañar esta reseña.